miércoles, 15 de abril de 2020

EL CORONAVIRUS, LAS PERSONAS MAYORES Y LAS RELACIONES LABORALES


El coronavirus nos está haciendo tomar conciencia, con horror, de hasta qué punto hemos descuidado nuestras relaciones con las personas mayores. Las repetidas noticias de ancianos que mueren por centenares en residencias, al parecer no suficientemente dotadas para hacer frente a la pandemia, nos horrorizan y nos hacen preguntarnos si el problema no irá mas allá de estas deficiencias, clamorosas en algunos casos, y no estaremos ante un problema sistémico que afecta a la base de nuestras relaciones familiares y laborales.
La familia española ha sufrido un cambio radical desde los años 70 al menos, que no hizo sino reflejar los cambios sucedidos en Europa y en todo el Mundo.

En los años 60 la familia española típica descansaba sobre dos pilares fundamentales: el "cabeza de familia" casi siempre, por no decir siempre, masculino y la "madre" de familia. El primero cumplía la función esencial de allegar recursos económicos para el sustento de la familia, a costa de jornadas laborables muchas veces agotadoras, cuyo paradigma era el tristemente famoso "pluriempleo", que en estos tiempos de paro y desempleo vemos con algo exótico, pero que durante los años del franquismo fue lo que permitió sobrevivir a muchas familias en tiempos de penuria y sobreexplotación exacerbada de los trabajadores. La figura de este "padre de familia" extenuado se completaba con la figura de la "madre" de familia, encargada de gestionar y mantener el hogar y de cuidar del resto de los miembros de la familia, niños y ancianos incluidos.

Este modelo de familia, del que todos los que tenemos cierta edad hemos sido testigos,  generaba unas relaciones de poder que a veces degeneraban en relaciones de dominación, que han sido analizadas suficientemente por el movimiento feminista y en las que no me voy a detener ahora. Lo digo simplemente para poner de manifiesto que se trata de un modelo de familia ya obsoleto y al que nadie puede plantearse seriamente retornar. Pero preciso es reconocer que este modelo resolvía una serie de problemas, entre ellos el del cuidado de las personas mayores, que esta pandemia ha puesto de manifiesto de manera cruel.

A partir de los años 70, como digo, este modelo de familia entra en crisis como consecuencia de la incorporación de las mujeres al mercado laboral y del empoderamiento que ello supone. Pero sin que se produzcan cambios sustantivos en el papel - si no real, al menos imaginado - del cabeza de familia masculino. Las tensiones que ello provoca son conocidas y forman parte de la historia del movimiento feminista, que ha sido una de las principales fuerzas sociales transformadoras del siglo XX y muy probablemente lo continuará siendo por muchos años del siglo XXI. Sin embargo, si el "pater familiae" mantiene su rol y la "mater" debe compaginar sus cuidados con una cada vez mayor presencia en el mercado laboral, es evidente que los que se resienten son los miembros más débiles de la familia: los niños y los ancianos.

El problema se ha resuelto en España y en otros muchos países externalizando los cuidados de niños y mayores, es decir mediante la creación de guarderías y de residencias, públicas y privadas. Y mas recientemente con la figura de los cuidadores y cuidadoras, en muchos casos inmigrantes, que todos podemos ver diariamente en nuestro entorno, un fenómeno que ha dado lugar también a fenómenos de explotación laboral en los que no me voy a detener tampoco, pero que no me resisto a mencionar.

Volviendo a las residencias para personas mayores, estamos ante una solución al problema estructural ya mencionado. Las residencias han pasado de ser una excepción para resolver problemas puntuales de dependencia extrema, a ser una norma generalizada a la que recurrimos por sistema a la hora de gestionar los cuidados que nuestras personas mayores deben recibir. Mas allá de los casos de picaresca y/o egoísmo que puedan desembocar en instalaciones deficientes, me pregunto hasta qué punto no es el propio sistema el que falla y si no hay un terrible error de base en pensar que el destino de toda persona mayor es morir en una residencia de ancianos. Y hasta qué punto no es inevitable, y una cruda manifestación de dicho error, que la acumulación de personas consideradas "de riesgo", aunque en principio sanas, en un espacio inevitablemente limitado conduzca a casos de contagio colectivo como los que estamos viendo en estos momentos. Y me pregunto también qué hubiera sucedido si esta pandemia, en lugar de afectar sobre todo a las personas mayores, afectase sobre todo a los niños, como ocurriría con un patógeno derivado por ejemplo del sarampión, también causado por un virus. ¿Tendríamos también un problema con las guarderías similar al que ahora tenemos con las residencias de mayores?

No es mi intención, como ya he mencionado, utilizar estas reflexiones para reivindicar la vuelta a un modelo de familia obsoleto, sino simplemente analizar las raíces de un problema que nos ha estallado entre las manos a consecuencia de la pandemia. Preciso es señalar que hace tiempo que, desde el propio movimiento feminista, se están lanzando propuestas de adaptación de las jornadas laborales a la conciliación familiar, que empiezan a atacar la raíz del problema. Mi tesis, sin embargo, es que estas propuestas, con ser positivas, son insuficientes: no es posible alcanzar esa conciliación (es decir unas condiciones de vida óptimas para los niños y los mayores en el entorno familiar) mientras los hombres y mujeres trabajadoras hayan de afrontar jornadas laborales de ocho o más horas, más los tiempos de transporte, cada vez mayores en las grandes ciudades, que les obligan a externalizar el cuidado de las personas mayores y de los niños en residencias y guarderías públicas y privadas. Aquellos que tanto se desgañitan clamando que "los niños no son propiedad del Estado" deberían reflexionar también sobre esto.

La reducción de la jornada laboral es un tema que debería estar en la agenda de cualquier país con el problema de paro que tiene España, no solo como posible solución a dicho problema ("trabajar todos para trabajar menos") sino también como herramienta de conciliación familiar que haga posible, de verdad, un verdadero reparto de los cuidados domésticos entre los miembros adultos de la familia en edad de trabajar. Solo la reducción de la jornada laboral - un asunto que está ausente de ĺa agenda sindical desde que, tras la 2ª Guerra Mundial, la oferta generalizada de crédito barato nos hizo adictos al consumo - crearía las condiciones para que criarse y envejecer en familia, algo que todos desearíamos para nosotros y para nuestros hijos, sea posible. Y un tema por tanto a tener en cuenta en los debates sobre "el día después" de la pandemia.

domingo, 2 de octubre de 2016

¿Quo vadis PSOE?

Escribo esta entrada en este blog dedicado al análisis político y que últimamente tengo bastante abandonado a consecuencia de unos comentarios que he ido publicando en facebook sobre los últimos acontecimientos en el PSOE y que creo necesitan una explicación mas detallada.

Vaya por delante que ni soy militante del PSOE ni lo he sido hasta la fecha, así que en este aspecto comparto la posición del sector hasta ahora crítico y desde ayer mayoritario: me preocupa mas España que el PSOE. Lo que ocurre es que considero que el PSOE es una institución lo suficientemente importante para España como para que lo que suceda en el PSOE nos deba preocupar a todos como españoles.

Creo que nadie discutirá que la situación en que queda el PSOE tras la votación de ayer en el Consejo Federal, la dimisión del Secretario General y su Ejecutiva y la inevitable elección de una Gestora, no es envidiable. Y menos en estos momentos tan cruciales para el país.

Hay que empezar por decir que es una situación que, de las tres posibilidades que hasta ahora se han barajado: intentar formar un gobierno alternativo al PP, ir a unas terceras elecciones o permitir mediante la abstención un gobierno del PP encabezado por Mariano Rajoy, solo deja en pie la última. Liderar la formación de un gobierno en estas condiciones resulta impensable. No menos impensable resulta ir a unas elecciones generales con el partido en manos de una gestora, el candidato recién dimitido y sin mecanismos para elegir uno  nuevo. Así que solo queda negociar con el PP la abstención en la investidura de Rajoy.

Lo grave, en mi opinión, es que a esta situación se ha llegado no a través un debate político interno, al que el sector ahora mayoritario siempre se ha negado, sino como consecuencia de una maniobra política (la dimisión en bloque de 17 miembros de la ejecutiva) y sin que ni siquiera en algún momento (con una única y honrosa excepción) se haya explicitado por parte de esos 17 su defensa de la abstención ante una hipotética investidura de Rajoy.

De hecho, esta opción que ahora se ha convertido en inevitable por pura eliminación de las otras posibilidades, aún ha de ser legitimada por algún órgano de decisión del PSOE, que una vez que ha sido rechazada la celebración de un Congreso convocado a tiempo de tomar dicha decisión (como proponía el sector antes mayoritario y ahora minoritario), solo puede tomar el propio Consejo Federal. El mismo órgano y las mismas personas que hace unos meses votaban por unanimidad en contra de esa posibilidad.

Así que al sector hasta ayer crítico y ahora mayoritario le queda todavía el amargo trago de defender "digo" en el mismo órgano en que antes dijeron "Diego" y ante la oposición y las críticas, bastante fundadas por cierto, del a partir de ahora sector minoritario, que le va a reprochar, con razón, no haber convocado un Congreso o una consulta a los militantes para legitimar tal cambio de línea política. 

Y si el sector mayoritario no lo hace y mantiene la negativa a la investidura de Rajoy (posibilidad que solo incluyo aquí como mera hipótesis en el marco de un argumento de reducción al absurdo), se verá abocado a liderar a su partido en unas terceras elecciones, provocando unos resultados ante los que los tan mencionados "fracasos electorales" de Sánchez iban a quedar en meros "tropiezos" sin importancia.

La consecuencia de todo ello -y ahí es donde el asunto comienza a afectarnos a todos, no solo a los militantes del PSOE- es que el PSOE va a tener que negociar su apoyo a Rajoy en la próxima investidura (aunque técnicamente se llame abstención, en la práctica es un apoyo, ya que sin él la investidura es imposible) en unas condiciones en las que mas que una negociación va a ser una rendición incondicional. Nada de negociar la retirada de leyes como la reforma laboral o la ley educativa a cambio de la abstención. Nada de poner cualquier tipo de condición o acuerdo de legislatura (como, por cierto, ha conseguido Ciudadanos). Abstención pura y dura a cambio de nada o, como diría Felipe González, por pura "responsabilidad política".

Todo ello ha sido, en el mejor de los casos, consecuencia de una cultura política que considera que es legítimo defender posicione políticas sin debatirlas, sino simplemente maniobrando de manera que se eliminen las demás posibilidades. Y en el por de los casos... Bueno, en ese caso saquen ustedes mismos las conclusiones.




viernes, 24 de junio de 2016

¿Quien teme al Brexit feroz?

Acabo de desayunarme con la inesperada noticia de que el "Brexit" ha vencido en el Reino Unido, lo que significa que le ha ganado un café a mi amigo Paco Medina. Y que ha ocurrido lo que la lógica demandaba desde hace tiempo.

El Reino Unido hacía ya tiempo que no estaba en la Unión Europea. Al no integrarse ni en la moneda única ni en la zona de libre tránsito de personas y mercancías, el Reino Unido había renunciado a seguir en el proyecto europeo, de modo que su presencia en la UE era cada vez mas una anomalía.

Al votar el abandono de la UE, los británicos lo único que han hecho ha sido terminar con dicha anomalía y dejar claro a sus políticos - y de paso a los políticos europeos - que el proyecto de una Europa unida no solo por tratados comerciales, sino también por una única estructura política no les interesa.

Ahora se abrirá, supongo, una ronda de negociaciones para buscar la mejor manera de consumar la salida del Reino Unido de la UE de la forma menos perjudicial (o mas beneficiosa, depende de como se mire) para ambas partes. Es muy posible que, tras una primera fase de agrios reproches, se imponga el sentido común y se establezcan una serie de tratados comerciales que permitan mantener las relaciones comerciales entre la UE y el Reino Unido sin grandes cambios, pero también sin frases grandilocuentes acerca de la "unidad" de Europa. Y todos contentos.

A destacar de todo este proceso el talante de los políticos británicos, que de nuevo nos han dado una lección de democracia, de esas que tanto necesitamos en este país. Por expresarlo con un ejemplo, hace dos días en una entrevista con el Primer Ministro de Gibraltar, decidido partidario de la permanencia en la UE, una comentarista española le preguntaba si la convocatoria del referendum "No había sido una temeridad". El político británico le preguntó asombrado que por qué pensar eso, ya que si la opinión de sus conciudadanos estaba dividida, lo mejor era preguntarles en referendum. ¡Cuanto necesitamos de esa cultura política en España!

Espero sinceramente que los políticos tanto de España como del resto de la UE se muestran respetuosos con la decisión del Reino Unido. Y con ello no me refiero solamente a que dicha decisión se cumpla (¡Faltaria mas!) sino, sobre todo, a que no entremos en una espiral de reproches que desemboque en un discurso facilón que eche la culpa de la decisión del brexit a la incultura, o a la intransigencia, o al sectarismo o a la "falta de modernidad", o a "los nacionalismos", o a la xenofobia, o a vaya usted a saber qué terrible lacra de los votantes del "sí" (que no olvidemos que son también la mayoría de los británicos), como si el voto racional fuera una prerrogativa exclusiva de los que votaron "no" al brexit.  Y, sobre todo, que no se eche la culpa del voto a favor del brexit a la fobia a los inmigrantes. Porque eso sería, no solo tratar injustamente de xenófobos a los británicos (es decir a los habitantes de uno de los países menos xenófobos de Europa), sino también dar alas a los argumentos de la extrema derecha de otros países mucho mas xenófobos (la Historia lo dice) del resto de Europa.




domingo, 6 de marzo de 2016

El Parlamento tridimensional (divertimento político-matemático)

¿Por qué seguimos sin Gobierno en España? Mas allá de los factores subjetivos y/o circunstanciales, como los comportamientos personales de los diferentes líderes, o su escasa "cultura de pactos", sobre los que la prensa diaria se ha extendido últimamente de un modo bastante prolijo, hay factores objetivos y bastante profundos, que hacen que la situación sea geométricamente muy compleja.

En España, a la tradicional división entre izquierda y derecha se añaden al menos otros dos grandes ejes de división política. En primer lugar está el eje centro-periferia, que divide a los diferentes partidos políticos entre partidarios de mantener la unidad del Estado como un valor innegociable y los que consideran este asunto al menos negociable, cuando no se decantan abiertamente por la secesión.

A estos dos ejes tradicionales de nuestra política se ha sumado recientemente un tercero, el que divide a los partidos políticos entre los que se dicen partidarios de "renovar" la forma de hacer política en nuestro país (Podemos y C's) y los herederos de las formas mas tradicionales de hacer política (el resto).

Tenemos pues tres grandes ejes coordenados a lo largo de los cuales se sitúan las diferentes formaciones políticas, que estructuran un "espacio político tridimensional":

- El eje izquierda-derecha
- El eje centro-periferia
- El eje renovadores-tradicionales

El "espacio político" español y sus tres ejes coordenados

Cada partido político ocupa un lugar a lo largo de cada uno de estos ejes coordenados y, como veremos, resulta extremadamente difícil encontrar una región del "espacio político" que permita una alianza de gobierno con mayoría estable en el Parlamento.

Por ejemplo, si nos fijamos solamente en el eje izquierda-derecha, parece evidente que habría una holgada mayoría parlamentaria de derechas (PP, Ciudadanos, "Democracia y Libertad" y PNV) con 177 diputados/as, suficiente para gobernar. No obstante, las posiciones extremas a lo largo del eje centro-periferia de C's y PP por un lado, frente a DL y PNV por el otro, hacen imposible el encuentro de dichas partidos en un espacio político común.

Si nos fijamos en el eje centro-periferia, habría también una holgada mayoría de partidos netamente centralistas (entendiendo por ello los que consideran innegociable la unidad de España) de 253 diputados/as, más que suficiente para gobernar (2). Pero, al menos de momento, las posiciones respectivas de estos partidos centralistas (C's, PP y PSOE) a lo largo de los restantes dos ejes hacen imposible dicho acuerdo.

Finalmente, el nuevo eje renovadores-tradicionales expresa el hartazgo de las nuevas generaciones ante los sucesivos fracasos de los partidos del stablishment a la hora de gestionar la crisis económica, así como ante la creciente evidencia de que el sistema de partidos tradicional ha derivado hacia una situación de corrupción generalizada y sistémica.

Aquí, pese a la emergencia de Podemos y C's, la mayoría parlamentaria se inclina de un modo claro hacia los partidos del stablishment, que retienen 241 diputados de 350. Pero de nuevo una mayoría de gobierno basada en estos 241 diputados resulta imposible debido a sus posiciones divergentes a lo largo de los demás ejes.

Analicemos ahora las estrategias de los diferentes partidos ante esta compleja situación.El PP parece empeñado en liderar una "gran coalición" con C's y PSOE, Sin embargo, tanto C's como PSOE tienen serias razones para no aceptar la oferta. C's perdería su caché de partido "renovador" si apoyase una presidencia del PP. Y el PSOE tiene demasiado cercana la experiencia del PASOK heleno como para entusiasmarse con la idea de una "gran coalición".

Solo una intervención coercitiva de fuerzas externas a la lógica de los partidos implicados - que no debe ser descartada - podría inclinar a C's y PSOE a aceptar la propuesta del PP. Podríamos decir que la estrategia del PP solo es posible desde la perspectiva del eje centro-periferia, pero no desde la perspectiva de los otros dos ejes.

El PSOE aspira a liderar un "gobierno del cambio" que sustituya al gobierno del PP, pero sin incluir a partidos que no ocupen una posición netamente centralista en el eje centro-periferia. Esto deja reducida la oferta a PSOE y C's, lo que resulta a todas luces insuficiente. Podríamos decir que la propuesta del PSOE resulta del todo imposible desde la perspectiva de cualquiera de los tres ejes coordenados que estructuran el espacio político español.

Podemos e IU-UP apuestan por un "gobierno de izquierda", sin embargo, como ya hemos visto, la mayoría parlamentaria es de derechas. De modo que resulta una propuesta imposible incluso desde el punto de vista del propio eje izquierda-derecha. Desde el punto de vista del eje centro-periferia no es mucho mejor, dada la posición del PSOE sobre dicho eje. Y las perspectivas desde el punto de vista del eje renovadores-tradicionales, tampoco son mucho mejores, dada la exclusión de principio del otro partido "renovador".

Todo lo cual nos lleva a la conclusión de que es imposible llegar a un acuerdo de gobierno estable desde la perspectiva simultánea de los tres ejes coordenados. Dicho en terminología matemática, no existe la posibilidad de encontrar un punto de equilibrio estable en el "espacio político español". Solo son posibles, a lo sumo, "puntos de silla", estables para alguna de las tres coordenadas, pero inestables para el resto.

Todo lo cual nos lleva de manera inevitable ya sea a un gobierno esencialmente inestable o a unas nuevas elecciones, cuya eficacia para resolver el enredo parece al menos cuestionable.

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(1) Sin embargo, si nos fijamos en el número de votos, la mayoría cambia hacia la izquierda.

(2)  Las posiciones del resto de los partidos a lo largo del eje centro-periferia varían desde las posiciones mas extremas, partidarias de la secesión (ya sea a corto o a largo plazo: ERC, DL, PNV, Bildu) a otras mas intermedias, partidarias de mantener la unidad de España pero partidarias también de reconocer de un modo u otro el derecho a la secesión por vías democráticas (Podemos e IU-UP).


viernes, 29 de enero de 2016

Una propuesta inteligente

Celebro el abandono del discurso del "bunker" y del "sorpasso" y la inauguración de un nuevo discurso en relación a los pactos post-electorales por parte de Podemos, que se ha iniciado con su reciente propuesta de gobierno de coalición PSOE-Podemos-IU.

Es una propuesta oportuna e inteligente.

Por eso, desde el lobby mediático de la derecha se dispara ahora contra Podemos con todo su viejo arsenal de calumnias, que cada vez se cree menos gente poro que, a fuerza de repetirlas, acaban por hacer su efecto en las masas desinformadas.

Estamos ante una auténtica "propuesta ganadora", que es aquella propuesta con la que el proponente gana tanto si es aceptada como si no: Si la propuesta es aceptada, Podemos aparecería como el principal impulsor de un gobierno transformador para España. Si no, el PSOE tendría que explicar por qué rechaza esta posibilidad en la campaña hacia unas hipotéticas elecciones anticipadas.

Celebro, además, que la propuesta no haya levantado el revuelo que entre la izquierda de la izquierda suele levantar cualquier propuesta de alianza con el PSOE (recuerden las críticas a IU por pactar con el PSOE en Andalucía).

Celebro que la izquierda transformadora haya aprendido por fin a hacer política, en lugar de abandonarse a purismos estériles.

Lo mas curioso de todo es que el sorpasso podría venir, al final, como consecuencia del abandono del discurso del sorpasso.

martes, 12 de enero de 2016

Españislavia

Suele decirse que los políticos son especialistas en crearse sus propios problemas, para poder dedicarse a resolverlos en vez de a resolver los problemas de la gente. A veces, sin embargo, los problemas que crean los políticos se les van de las manos y la cosa empieza a parecerse al conocido texto de Woody Allen "Como acabar de una vez por todas con el ajedrez por correspondencia", cuya atenta lectura recomiendo a los políticos catalanes y españoles. Es decir, acaban en una situación en la que ambas partes se dan simultáneamente "jaque mate", sin ninguna posibilidad de acuerdo.

Algo así amenaza con suceder con el laberinto catalán. 

Si no fuera porque la cosa puede acabar en tragedia, podría ser incluso divertido imaginar las tribulaciones de cualquier ciudadano catalán (empresario, funcionario, trabajador, jubilado ...), apremiado por las demandas simultáneas de dos administraciones diferentes: dos legislaciones diferentes, dos haciendas diferentes, dos policías diferentes, etc... compitiendo por su lealtad (y por su bolsa).

Lo peor de todo es que se conocen los orígenes del problema: dos partidos, llamados CyU y PP, acosados por la corrupción y cada vez mas desprestigiados ante sus respectivos electorados, que necesitan urgentemente desviar la atención de la población hacia problemas distintos de sus verdaderos problemas: paro, crisis económica, crisis ambiental, crisis de confianza en las instituciones ... Las continuas llamadas de CyU (o como se llame ahora) a un partido en sus antípodas ideológicas como la CUP, basadas en los intereses superiores de la Nación Catalana, tienen su correlato en las continuas llamadas del PP al PSOE y otros partidos para que le apoyen en función de los sagrados intereses de la Nación Española. Hasta barrunto que la "solución" en España pueda ser la misma que en Cataluña, que Rajoy, como Mas, acabe siendo "sacrificado" a cambio del acuerdo ¡Hasta ahí llega el paralelismo!

Si los independentistas catalanes fueran en serio, se plantearían una estrategia a largo plazo, basada en la demanda del derecho a decidir, que cuenta ya con el apoyo del 80% de la población catalana, que explotaría en su beneficio la incapacidad de dar respuesta a esta demanda por parte de los políticos españoles. En lugar de ello, han optado por montar una independencia de pacotilla, para la que carecen de la base social necesaria. ¿Por qué? Muy sencillo, porque eso es lo que necesitan los políticos corruptos de CyU para sobrevivir unos años mas. 

En cuanto a los políticos españoles, la mayoría parece empeñada en seguirles el juego, montando la otra pieza del puzzle: un Gobierno Español de nacionalismo ultramontano, cuya única seña de identidad reconocible sea la sagrada unidad de la Patria. A esta alternativa, aparte del PP que hace lo que ha hecho siempre, envolverse en la bandera y enconar la situación, se suman los "barones" del PSOE, con Susana Díaz a la cabeza. Y Ciudadanos, un partido sin programa que hace de la españolidad a ultranza su única seña de identidad.

Sin embargo, esta es una situación ya vivida en España. ¿Se acuerdan del "Plan Ibarretxe" y de como se disolvió como un azucarillo cuando el PP perdió las elecciones?. El abertxalismo del PNV se disolvió entonces como se disuelve el ying cuando le falta el yang. ¿Y si al catalanismo de sainete de CyU le pasase lo mismo si enfrente, en lugar de otro españolismo de sainete, se encontrase con un gobierno serio, preocupado por resolver los verdaderos problemas de españoles y catalanes?. 

En cuanto a Podemos en sus diferentes versiones, si bien la solución que proponen al "problema catalán" es probablemente la mas sensata de todas, se equivocan al hacer de ello una "línea roja". No es propio de un partido que se reclama heredero del 15-M poner en el primer lugar de su estrategia negociadora un problema tan baladí como ese, cuando no solo en España, sino en Europa y en el Mundo, nos enfrentamos a problemas de mucha mayor envergadura: la guerra, el hambre y la misera cada vez mas cerca de  nuestras fronteras, una crisis social, económica y ambiental sin resolver, etc... Defiendan su propuesta, que es sensata sin duda, pero no renuncien por defenderla a un acuerdo de gobierno que acabe con los cuatro años negros del PP y pueda ser un progreso hacia la solución de los verdaderos problemas de los españoles y los catalanes. Es cuestión de prioridades, simplemente. 

Como casi siempre, Alberto Garzón dio en la tecla durante la campaña electoral al denunciar el reto independentista de Mas en Cataluña como un problema artificial, algo que implícitamente todos los demás líderes reconocieron al no referirse casi a dicho "problema", prueba inequívoca de que sus jefes de campaña sabían que no era ese el problema que inquietaba a los españoles.

Me produce cierta esperanza que el actual líder del PSOE, Pedro Sánchez, resista todavía las presiones de todo el sistema político tradicional, dentro y fuera de su partido, para formar un gobierno que sea la "imagen a través del espejo" de los independentistas que gobiernan Cataluña. Pero tengo dudas de que pueda resistir mucho tiempo.

Ojalá que sí, porque los sainetes a veces acaban en tragedia.










martes, 5 de enero de 2016

Laicismo o barbarie en Oriente Próximo

La reciente decapitación de 47 presos políticos acusados de "terrorismo" en Arabia Saudí, que si no ha pasado desapercibida ha sido porque entre ellos se encontraba un protegido de la otra gran teocracia de Oriente Próximo, ha puesto al descubierto la verdadera naturaleza de los aliados de "Occidente" en dicha región del Mundo.



Si juzgamos a las políticas por sus resultados y no por sus objetivos declarados, no cabe duda de que el verdadero resultado de la política de "Occidente" en Oriente Próximo no ha sido otro que propiciar la sustitución de regímenes laicos por regímenes teocráticos, si bien este resultado ha venido enmascarado por el objetivo declarado de promover la democracia frente a la dictadura.

Es cierto que Najibulá en Afganistán, Sadam Hussein en Irak, Bachar al Asad en Siria, Gadaffi en Libia, etc... eran dictadores, pero no es menos cierto que encarnaban regímenes laicos en los que se respetaba la libertad religiosa, se respetaban y promovían los derechos de la mujer como nunca se habían respetado en esa región del Mundo, se promovían la educación y la cultura y, sobre todo, se garantizaba a la mayoría de sus habitantes un nivel de vida digno. Tareas todas ellas en las que han fracasado los regímenes que los han sustituido o están en trance de hacerlo gracias, entre otras cosas, a la intervención de "Occidente".

En muchos casos, además, los regímenes que los han sustituido han sido teocracias fanáticas (como ocurrió tras la primera guerra de Afganistán) que hubo luego que combatir. En otros casos, los regímenes que los sustituyeron han de enfrentarse a la amenaza de enemigos poderosos como el ISIS, que tratan de imponer teocracias no menos fanáticas y enemigas de los derechos humanos, especialmente de los derechos del 50% femenino de la humanidad.

Y si hace unos años las grandes potencias en Oriente Próximo eran regímenes laicos (Egipto, Irán, Irak, Siria...), ahora son teocracias como Arabia Saudí o el Irán de los Ayatolas.

Empeñarse en no reconocer que el laicismo es una precondición de la democracia, para elaborar un discurso en el que se acaba por apoyar como "luchadores por la libertad" a fanáticos religiosos es un craso error que acaban pagando millones de personas como estamos viendo. Si no es algo peor: cinismo de la peor especie.

Reconozcamos pues que sin laicismo no hay democracia y que, por tanto, hoy por hoy la verdadera alternativa en Oriente Próximo no es entre democracia o dictadura, sino entre laicismo o barbarie.